EL HOSPITAL DE LA CIENCIA Y LA ARQUITECTURA MODERNA

La herencia del s. XIX en materia de técnicas y aplicación de la medicina y arquitectura hospitalaria se tradujo en el s. XX en una consolidación de las dos disciplinas tanto en términos de investigación, nuevas prácticas médicas, inventos y descubrimientos, así como, innovación en diseños, edificación de nuevas propuestas hospitalarias y el aporte al urbanismo de las nuevas ciudades. Para esto hubo la influencia de distinguidos personajes de la época que aportaron en la conceptualización de lo que serían estas disciplinas ya para el s. XX. A su vez, los esquemas de seguridad social que se afianzaban en Europa y Norteamérica fueron diferentes en su concepto y fortalecidos respecto a las ideas que se venían arrastrando a finales del s. XIX.

Si te motiva seguir conociendo sobre estos y otros aspectos interesantes de la historia de la medicina y la arquitectura hospitalaria te contamos a continuación.

 

 

Desde el punto de vista de la medicina y la arquitectura hospitalaria, al siglo XIX, se le conoció más como el siglo de los ingenieros que de los arquitectos, veamos ahora que sucedió en el siglo XX en lo que concierne a los hospitales. Hasta antes de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), en este siglo se dieron cambios importantes y rápidos en la medicina, en la arquitectura de los hospitales y el rol del hospital en la ciudad más algunas otras novedades que las desarrollamos.

La gran herencia europea fue por un lado la creación de una red de hospitales encargados de la beneficencia, particularmente, en la Gran Bretaña, siguiendo los modelos de Florence Nightingale; asimismo, en Alemania, la inversión en la Seguridad Social a favor de los trabajadores pero también el s. XIX dejó otras cosas interesantes para el s. XX; aparecieron cuatro figuras importantes de la época, tanto en el tema hospitalario como en la medicina.

El padre del pensamiento de la ciencia positiva Sr. Augusto Compte (1798–1857), filósofo francés, considerado el creador del positivismo y de la sociología, entendía al conocimiento como una ciencia positiva, sometida al proceso de prueba y error; tanto la medicina como las ciencias de la construcción irían por ese camino.

Citamos a Carl Marx (1818-1883) y Emile Durkheim (1858-1917), ambos sociólogos y filósofos, se los consideró los padres de la sociología. “El pueblo, el país, es una sociedad” decía Durkheim, ligados por las reglas sociales como ninguna otra civilización se había planteado anteriormente. También apareció Sigmund Freud (1858 – 1939), decía: “La medicina está también en la cabeza”.

Para el s. XX, muchos inventos europeos se transmitieron hacia Norteamérica, sobretodo la ingeniería. Para los años 1900, grandes rascacielos aparecieron, puentes en Nueva York, la gran industria, una nueva manera de entender la sanidad que no sería ni la seguridad social alemana ni la beneficencia británica sino una sanidad ligada a la gran empresa capitalista.

Una universidad privada podía ser fundada por un magnate capitalista y procuraría llevar al máximo la ciencia médica en un campus de excelencia, dando origen a nuevas hospitales de construcción vertical. En Europa, el hospital sospechoso y fuera de la ciudad que consumía hectáreas de tierra y de pabellones y de donde emergió la ciencia médica, regresó a la ciudad, motivado también por el tratamiento de las infecciones (vector de la infección – miasma) y la bacteria que se podía combatir con medicamentos.

El nuevo proyecto de hospital urbano era una cuestión difícil de resolver y plasmar, pues colocar diseños horizontales y redistribuir grandes extensiones en sentido vertical se convertía simplemente en un gran reto.  Grandes rascacielos y hospitales verticales se construyeron en la ciudad agrícola de Chicago, ciudad que creció en altura como resultado de la aparición del hierro, el vidrio y los elevadores (el ascensor).

Llego la Primera Guerra Mundial y nacieron tres mundos. a) El Soviético que enfocaba la sanidad, progresos, sociedad e industria; b) Europa, modernidad en los años veinte; y, c) Norte América, con su capitalismo norteamericano. Al menos en Norte América y en Europa el arquitecto y el medico cambiaban sus roles. Para el s. XX, Louis Pasteur, hombre científico, ícono de la medicina (1822-1895), había descubierto el microbio he inventado el antibiótico.

Para el s. XX, el médico ya era un personaje moderno un elemento de la sociedad y el arquitecto deja de ser un sabio de la arquitectura para ser un ser sociable. Esta combinación de médico y arquitecto moderno, proponen el hospital vertical, diseño que confundía a la técnica europea con edificios muy elevados (20 pisos), era una superposición de diferentes clínicas cada una se ocuparía de lo suyo.

Tarjeta postal en color del
edificio Woolworth y el City Park Hall, New Yprk City
1913, cuando era el edificio más alto del mundo.

 

Para los años veinte y treinta, en Norteamérica, llegaron a construirse rascacielos clínicos con pequeñas naves de tipo Nightingale en edificación vertical (Columbia Presbyterian Center- universidad – Nueva York), diseño que se imitó en casi todo occidente: Francia, España y Sur América, Sin embargo, en Europa no ocurría exactamente lo mismo había un nuevo concepto social de finales de los años treinta. Europa introduce regímenes de seguridad social y vacaciones pagadas, se construyó el gran hospital de la seguridad social francesa que pertenecía a una organización social estatal mas no privada y con objetivos de sanidad pero construcción en sentido vertical, para la ciencia moderna ya no era el hospital extenso y en la periferia y de la beneficencia sino de la sanidad y de la universidad nacional.

Hubieron importantes cambios, en Norteamérica las clínicas eran “Art déco”[1] de buen gusto social (Ej.: Clínica Mayo); mientras, en Europa los acabados no eran tan finos y decorativos más bien serian secos y duros, racionalistas, escuetos y cerrados como el Hospital Clínico de Madrid.

Luego en Europa vendría un punto de inflexión, el hospital Cite hospitaliere en la ciudad industrial de Lille – Francia, construido por el arquitecto francés Jean Walter[2] (1883-1957) quien tenía vínculos con los médicos modernos. Otro personaje fue Le Corbusier[3] (1887-1965) que profetizaba la ciudad como la ciudad de ciudades – París y Londres: la ciudad con saneamiento, la ciudad industrial, la ciudad deportiva, la ciudad residencial, la ciudad universitaria, etc.

El arquitecto norteamericano Paul Nelson (1895-1979), concibió al gran hospital vertical, era un edificio que en su planta baja comprendía varios servicios: estación de ferrocarril, comunicaciones, sitio de estacionamiento, centrales térmicas; mientras, la edificación vertical consideraba al hospital, universidad y escuela de enfermeras. Sin embargo, este tipo de hospital fue rechazado por los arquitectos franceses de la época aunque fue uno de los grandes proyectos propuestos en el periodo entre guerras.

La propuesta de Nelson no se consolidó, tomemos en cuenta que la obsolescencia de un hospital es bastante rápida, era un proyecto muy ambicioso y probablemente costoso; por ejemplo, una remodelación habría sido muy complicado manejarla. Sin embargo, tomo acción esta idea en conjuntos más pequeños de varios edificios pero más o menos parecidos a la idea original.

La arquitectura y la salud ya no eran una técnica, la arquitectura nunca quiso ser una ciencia pero en los años treinta, quería ser una ciencia positiva[4] y la medicina quería transformarse en técnica (diagnóstico, tratamiento y construcción). Hay que recalcar algo muy importante de esta época no solo el regreso del hospital a la ciudad sino el regreso del hospital a la esfera de la arquitectura por derecho propio.

En los años veinte, hay un aspecto muy importante, se hablaba de salud y sanidad[5], dos términos algo difíciles de distinguir para aquella época. Los veinte son los años de la salud y del triunfo del cuerpo y el deporte: Rusia, Norte América, Europa y los juegos olímpicos.

Después de la “Gran Guerra” (Primera Guerra Mundial), la arquitectura moderna surge y la misión de la arquitectura cambio. En el s. XIX la Revolución Francesa tenía antipatía a la institución del hospital, siglo donde se relegaba al hospitales para los pobres y desvalidos de la beneficencia.

En el s. XX la misión del arquitecto no era precisamente hacer grandes edificios sino construir viviendas, escuelas y hospitales. En el s. XX, la gente acudía al sanatorio a sanarse, fue el caso del sanatorio de Zonnestraal[6], edificado para pacientes con tuberculosis, enfermedad que se controló tardíamente a mediados del s. XX, debido a su resistencia a los antibióticos (Bacilo de Koch[7]). El sanatorio era un edificio de mediana envergadura de color blanco y mucho más fácil de controlar que el hospital, fue un emblema de la arquitectura moderna (Sanatorio de Paimio – Finlandia[8]).

Sanatorio Zonnestraal (1919-1940) Holanda

 

California (1927)

La cura de la tuberculosis implicaba para los enfermos un tratamiento de aire, sol y clorofila, no se podía controlar a la bacteria y se requería que los pacientes tomen sol en las terrazas de los sanatorios construidos con orientación hacia el sol y con una mínima dotación médica. En los treinta, Francia tuvo que hacer grandes hospitales y sanatorios (Alpes franceses) para controlar la tuberculosis para mujeres, hombres y niños.

Se acuñaron frases como: “Las partes de un edificio, tiene cada una la forma de lo que hace”; “el edificio es una máquina que representa lo que hace”; “el arquitecto lo diseña todo”. Tanto el hospital como el sanatorio encumbraron al arquitecto como un importante actor social.

Sanatorio Antitubeculosis (Finlandia central) 1929
A.Alto

Un ejemplo de arquitectura modernista tenemos la “casa de salud Lovell”[9], residencia modernista para vivir bien en Norte América con símbolos de sanidad e higiene en este país; ya para aquella época se desarrolló el hormigón y los arquitectos plasmaban sus obras en fotografías, sustituyendo a los grabados.

[1] Movimiento artístico (1920-1939) que predominó en la arquitectura, el arte, el diseño gráfico, el diseño de interiores y el diseño industrial. Se caracterizó por la utilización de figuras geométricas delineadas con precisión con colores fuertes y llamativos

[2] Jean Walter, trabajó principalmente en vivienda pública, arquitectura hospitalaria y condominios.

[3] Le Corbusier, fue uno de los más influyentes arquitectos del siglo XX en la arquitectura moderna.

[4] El positivismo surgió en Francia en el inicio del siglo XIX con la afirmación de que el conocimiento científico es la única forma de conocimiento verdadero. La corriente positivista promueve el culto a la ciencia, el mundo humano y el materialismo en detrimento de la metafísica y el mundo espiritual.

[5] La salud se refiere a un individuo o grupo de individuos en concreto; mientras, la sanidad es algo más organizado. Podríamos decir, conjunto de servicios gubernativos ordenados para preservar la salud de los habitantes de la nación, provincia o municipio.

[6] El Sanatorio de Zonnestraal (Holanda), es una de las obras más emblemáticas de la arquitectura moderna. El estudio abarcó casi diez años desde la primera propuesta elaborada por dos jóvenes arquitectos, Duiker y Bijvoet, hasta su inauguración en 1928.

[7] Agente causante de la tuberculosis, pertenece al género Mycobacterium. Las micobacterias se distinguen por su propiedad ácido-alcohol resistente.

[8] El sanatorio de Paimio, empresa común de más de cincuenta municipios, fue construido en un paraje solitario y boscoso al sureste de Finlandia. El concepto, se basaba en separar claramente las zonas dedicadas a los pacientes y al personal sanitario: enfermeras, terapeutas, médicos y personal administrativos y de servicio.

[9] La “Casa Lovell o Lovell Health House  diseñada y construida por Richard Neutra entre 1927 y 1929 en Los Ángeles – California, edificada para el médico naturópata Philip Lovell. Es considerada un monumento importante en la historia de la arquitectura, y fue un punto de inflexión en la carrera de Neutra. ​

 

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